lunes, 1 de diciembre de 2014

Su anatomía

Los rasgos de la mayoría de los carnívoros están al servicio de sus hábitos de cacería. Para su supervivencia son necesarios dentaduras especiales, movimientos ágiles, sentidos supersensibles y una gran potencia y fuerza aportadas por el esqueleto, las articulaciones y los músculos. Estas dotes están coordinadas por hemisferios cerebrales bien desarrollados, que les permiten planear estrategias. Con estas herramientas son posibles los ataques sorpresivos, tanto solitarios como en manada, con alto grado de eficacia.

El pelaje está adaptado al ambiente en el que viven; en particular, el color de los felinos se confunde con los tonos de la vegetación. Como depredadores máximos, este camuflaje les da un chance extra y pasan desapercibidos cuando están al acecho de una presa.